Lo siento si creíste que esta era una oferta de Black Friday, pero es algo mucho mejor. Bienvenido a otra historia curiosa de ECOSAPIENS, hoy te contaremos:
La historia del Black Friday, que traduce en español viernes negro. Es el día con más ventas en el mundo y quizá esta por convertirse en el día más negro del planeta, pero no nos adelantemos…
¿Prefieres escuchar la historia en nuestro podcast?
El Black Friday se originó en Estados Unidos y se celebra desde hace décadas después del día de Acción de Gracias, el 27 de noviembre, es decir hoy. Su historia comenzó en los años 60, cuando los comerciantes estadounidenses querían aumentar sus ventas durante las fiestas navideñas.
Según Historias de National Geographic existen varias teorías de cómo se originó el Black Friday.
La primera aunque falsa, es que tenía un origen esclavista, pero si lo pensamos bien en cierta medida el consumismo de una u otra forma esclaviza a las personas.
La segunda, más probable que la anterior, es que esta expresión se origina el viernes 24 de septiembre de 1869, cuando dos agentes de la Bolsa de Wall Street (Jay Gould y Jim Fisk) intentarón acaparar todo el mercado del oro en sus manos en conveniencia con un famoso político de Nueva York, Boss Tweed, aunque fracasaron en el intento. Los tres intentaron sobornar a varios personajes importantes, incluidos algunos jueces. Su plan resultó fallido, ya que el precio del oro se desplomó en cuestión de minutos y muchos inversores se arruinaron, con lo que la jornada pasaría a ser conocida como "Viernes Negro".
Finalmente, La expresión Black Friday surgió en la ciudad de Filadelfia cuando un boletín público de la policía alertaba del caos que se estaba produciendo en las calles de la vía pública por las rebajas del día posterior a Acción de Gracias. Usaron ese término para describir el denso tráfico de gente y vehículos que abarrotaba las calles. El término se popularizó a partir de 1966, apareciendo impreso por primera vez en la revista The American Philatelist, y se extendió por todo el país después de que el periódico, The New York Times, usara la expresión el 19 de noviembre de 1975, con la intención de referirse al caos vehicular que se originó en la ciudad, a raíz de los descuentos del día posterior a Acción de Gracias.
Con el tiempo, surgió otra explicación al término del Black Friday, refiriéndose al término negro, como aplicable a las cuentas de los negocios que pasan de estar en números rojos a negros gracias a este día.
Para completar este negocio, surgió también el Cybermonday, que se celebra el lunes siguiente al Black Friday, y que se dedica a las ventas por internet. Así no solo se incita a comprar el viernes, sino que la cosa se alarga todo el fin de semana hasta el lunes, sumando cuatro días de compras sin parar. ¡Negocio redondo!
Desde Estados Unidos y ahora prácticamente en medio mundo, se celebra como una jornada muy especial, un día en el que todo el mundo parece volverse loco comprando sin parar.
Pero, ¿Cuál es el problema de este ritual consumista?
Lo principal que hay que entender es que el consumo masivo y la actividad industrial que sostiene nuestra economía desafortunadamente está detrás del cambio climático y del aumento de temperaturas.
Según Green Peace durante esta fecha se presentan los mayores picos del consumismo, especialmente en moda, cuando gestos pequeños como conservar la ropa uno o dos años más, reduciría las emisiones de CO₂ un 24%.
Veamos algunos efectos:
El consumismo desmesurado, supone un aumento de los gases de efecto invernadero (sí, los que generan el cambio climático).
Genera basura, ya que cada producto viene con su propio empaque y además, la compra de este nuevo producto puede provocar el desecho del anterior.
Incrementa la contaminación por el aumento del transporte a nivel mundial.
Provoca un sobre consumo de energía y un déficit de recursos como el agua.
Además, al producir tantas cosas, y tan baratas, se deslocaliza la producción a países en vías de desarrollo, que en muchas ocasiones, incumplen mínimos legales y donde se generan subproductos contaminantes o tóxicos.
Y peor son las empresas que disfrazan esta fecha como un Green Friday. Las empresas ya se han dado cuenta de estos impactos y saben que tienen que cambiar su modelo. Pero claro, cambiarlo no les haría ganar tanto y por eso utilizan falsas soluciones o falsos productos sostenibles; es decir, greenwashing.
Por eso te invitamos a seguir la siguientes premisas básicas de consumo:
Lo que realmente te proponemos es que no compres por comprar. No compres porque hay oferta, no compres porque te invitan a hacerlo, no compres porque está de moda, compra por que realmente lo necesitas y lo vas a usar.
Hace parte de una cadena de valor coherente preguntarte, quién lo hizo, cómo está empacado, que ingredientes y/o materiales tiene, y cómo será ese pos-consumo de lo que compres y finalmente no olvides cuestionarte qué repercusiones tiene lo que vas a comprar.
Nuestra invitación hoy es para reflexionar alrededor de estos eventos, comprar no es malo, mientras se sigan unas premisas básicas de consumismo justo, local y coherente. En algún momento esta fue una de nuestras épocas favoritas del año, pero cuando entiendes que las circunstancias en las que se encuentra el planeta cambia tu enfoque mejor piénsatelo dos veces.
El valor está en las personas a tu alrededor y en las experiencias, no en las cosas materiales.
Otras historias que te podrían interesar son la Sangrienta historia de la copa menstrual o la historia del plástico en nuestro podcast y muy pronto por aquí. Si te gusto compártelo y cuéntanos que opinas, recuerda que compartir con créditos es lindo y copiar no!
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